miércoles, 30 de noviembre de 2011

Capítulo 18: Explicaciones

A la mañana siguiente, me desperté con un dolor de cabeza insoportable. Miré para ver si las chicas seguían dormidas, y así era. Decidí meterme en la ducha, y al salir del baño, vi que poco a poco se habían ido despertando. Me ofrecí para bajar al salón común de las chicas a por cafés y bollos, ya que a ellas no les apetecía bajar a desayunar a esas horas.

Cuando volví a la habitación con tres cappuccinos y un chocolate para Nat, junto con una caja de galletas de chocolate y bollitos de crema y avellana, ellas ya estaban sentadas en el sofá de nuestra habitación, reservándome un sitio.

- Bueno, ahora que Lena está aquí, ya podéis empezar con la ronda de preguntas.

- ¿Cuándo te enteraste Nat? – le preguntó Charlie.

- Hace unos dos días, porque me había sentado mal la comida, y fui al baño a vomitar. Eso no tenía casi importancia, pero al mirar el calendario, me di cuenta de que tendría que haber tenido la regla hacía unos días.

- ¿Y dónde conseguiste el test?

- Blondie Fox tiene como docenas en su habitación.

- ¿Blondie Fox sabe lo de tu embarazo?

- ¡No! ¡Claro que no! Me colé en su habitación cuando no estaba.

- Nat, ¿vas a tener al bebé? – le pregunté sin más rodeos.

- Claro que sí Lena. Mi bebé se hizo con amor, y ahora mismo es mi opción de futuro. Mi carrera como modelo no está clara.

Y eso era verdad. Aunque Nat fuera guapa y su mayor sueño fuese ser modelo, su madre, la famosa ex modelo Anne Daniels, se oponía rotundamente a esa idea. Todas sabíamos que eso era porque Nat era mucho más guapa de lo que fue Anne en su día, y Anne no podía soportar eso. Por eso Nat había sido rechazada en todos los castings a los que se había presentado.

- Nat, sólo tienes diecisiete años.

- ¿Y qué? En mayo cumpliré los dieciocho, que será cuando pienso decírselo a mis padres. Para cuando eso ocurra, yo estaré de cinco meses, y ella no podrá hacerme abortar.

- Tienes toda tu vida por delante. Un bebé no te dejará ir a la Universidad.

Ahí habíamos tocado su fibra sensible. Una de las ilusiones de Nat era asistir a la Universidad de Columbia.

- Lo importante ahora es el bebé. Tengo demasiados años por delante para ir a la Universidad.

- ¿Y el padre qué? ¿No tiene opinión?

- Ni siquiera se lo he contado.

- ¿Quién es el padre de tu bebé, Nat?

- Jerry.

- ¡¿JERRY?! – gritamos todas a la vez.

- ¿Cómo, cuándo? – preguntó Charlie todavía en estado de shock.

- En la fiesta de Joe Morrison.

Flashback. Nat P.O.V

- Jerry, la cabeza me da vueltas. Creo que he tomado demasiado champagne esta noche.

- ¿Te sientes mal, Nat?

- Sólo me gustaría salir de este ruido. – le dije.

- Creo que conozco un sitio tranquilo.

Tomé a Jerry de la mano, y me guió hasta el piso de arriba de la casa. Las habitaciones de abajo estaban ocupadas, ya que había visto entrar a Chris y a Lena en una, y a Johnny y Charlie en otra. Ojalá ellas tuvieran suerte esa noche. Porque yo con Jerry, nada.

Jerry y yo llegamos a una habitación vacía en la que había una cama de matrimonio y un armario, y supuse que sería una habitación de invitados. Me senté en la cama mientras me sacaba los tacones.

- ¿Te sientes mejor, Natalie?

- Mucho mejor Jerry. Muchas gracias por traerme aquí.

- No hay de qué. Me encanta rescatar a las chicas guapas en apuros.

Sonreí inconscientemente. Me encantaban esos pequeños detalles de Jerry, la persona menos romántica que había visto nunca.

- Hoy estás preciosa, ¿lo sabías?

- Tu traje no está nada mal. Aunque es un poco verde.

- ¿No te gusta? Pensé que te gustaría.

- Es demasiado verde.

- Tú estás muy guapa siempre. Pero aún lo estabas más en el cumpleaños de Johnny.

Me sonrojé al recordar esa fiesta. Era la primera vez que Jerry me había besado, estando ambos borrachos.

- Pensé que ya no te acordabas.

- Puedo olvidarme de muchas cosas, pero no de ti, Nat.

Él se acercó a la cama y me besó.

- Me encantas Nat, aunque seas judía.

- Y tú me encantas Jerry, aunque seas un irlandés idiota.

Nos seguimos besando sin parar, ya que ambos deseábamos hacerlo desde hacía mucho tiempo. Me tumbó sobre la cama, al mismo tiempo que no dejaba de besarme. Empecé a desabrocharle los botones de la camisa, pero él me paró.

- Nat, no he traído protección.

- ¿Crees que eso va a pararme? Llevo esperando esto mucho tiempo, Jerry MacKenzie.

- ¿No te importa?

- Lo único que me importa en ese momento es que te quiero y quiero hacer el amor contigo.

- Te quiero Nat – me dijo antes de volver a besarme, esta vez sin interrupciones, solo él y yo.

Presente. Lena P.O.V

- Creo que la fiesta de Joe Morrison sirvió para muchas cosas. Por lo que vi, ni tu ni Charlie perdisteis el tiempo. – me dijo Nat.

- Lena y Charlie no fueron las únicas. – añadió Penny con un fuerte sonrojo.

- ¿CÓMO? – gritamos Nat y yo a la vez.

- Penny, repite eso – le dijo Charlie.

- Sólo quedaba una habitación de invitados libre, y la prima de Johnny también quería ir hasta allí. Pero Kevin y yo nos adelantamos.

- ¿Desde cuándo estáis juntos?

- Desde que nos fuimos de vacaciones. La limusina iba a llevarme al aeropuerto, y Kevin me acompañó hasta que embarqué. Y antes de que me fuera, me besó.

- Todas acabamos muy bien el año – añadió Nat.

- ¿Jerry lo sabe?

- Todavía no, tengo que contárselo. No sé cómo se lo va a tomar.

- Ve a contárselo. Nosotras entretendremos a los chicos.

- Y yo tengo algo pendiente con Valley. – añadí.

- Entonces ve. Ya te contaremos a la vuelta.

Cogí un vaquero, mis deportivas y mi sudadera azul de Yale University y me marché fuera de la habitación, directa a la habitación de Valley. Abrí la puerta, y él seguía durmiendo, así que lo desperté:

- Christian, despierta, tenemos que hablar.

- Mamá, cinco minutos más – dijo él tapándose aún más con las mantas.

- ¡Que soy Lena!

Eso fue lo que terminó de despertarle.

- ¿Qué haces tú aquí?

- Venía a ver cómo estabas. No te vi en toda la fiesta.

- Llevo toda la noche enfermo. Aunque ahora estoy mejor.

Le toqué la frente. Tenía algo de fiebre. Cogí un paño blanco que estaba a su lado, lo llevé al baño para mojarlo en agua fría y al volver, se lo puse sobre la frente.

- Eres la mejor.

Y se hizo un silencio incómodo, que tuve la obligación de romper.

- Christian, tenemos que hablar.

- ¿De qué?

- Quiero que cortemos.

Eso le dejó desconcentrado.

- ¿Por qué Lena? Solo llevamos dos meses. Y yo te quiero.

- Pero es que yo no. Y lo siento, eres un chico genial, y me encantaría poder ser tu novia, pero no puedo.

- Cuando empezamos a salir me querías.

- ¿Cuándo?

- Las dos veces. Y yo te quiero.

- Los dos la hemos cagado.

- Vale, lo reconozco, en la primera vez fui un cabrón contigo. Pero esta vez quiero estar contigo de verdad.

- Chris, yo no estoy enamorada de ti.

- ¿Y eso qué importa?

- A mí me importa. La primera vez, sí que estaba enamorada de ti, pero esta vez llegaste tarde. Si me hubiera quedado en Nueva York, probablemente hubiera salido contigo. Pero desde que estoy aquí…

- El internado te ha cambiado.

- No sólo eso. Alguien me ha hecho cambiar. Ahora me siento realmente yo.

- ¿Quién te ha cambiado?

Me callé. Me sentía incapaz de seguir mirándole a los ojos.

- Lena, puedes contármelo. No te voy a matar.

- Christian, antes de que tú vinieras, me enamoré de otro. Y bueno, pensé que saliendo contigo, me olvidaría de él, porque antes te quería y todavía te tengo cariño… pero es imposible.

- ¿Lo quieres de verdad?

- Lo quiero de verdad.

- Nunca te había visto tan segura de algo.

- Estoy muy segura. Y confío en él. Sé que será difícil que estemos juntos, pero quiero intentarlo.

Él se quedó callado, sin saber que decir tras un minuto que se me hizo larguísimo.

- No sé si seguir aquí.

- ¿Quieres irte del internado?

- No lo sé. El internado me gusta, es menos estresante que St. Jude. La gente no critica tanto.

- Es tu decisión, y lo sabes.

- Lena, si me quedo, me gustaría que fueras mi amiga. O por lo menos, esa persona con la que poder hablar cuando lo necesitara.

- Por supuesto Chris. Seré tu amiga.

Él me acarició la mejilla, y se quedó callado por un momento.

- Lena, ¿me podrías hacer un favor?

- Lo que quieras Christian.

- ¿Podrías decirme quién es? Me gustaría enterarme antes de que se entere todo el internado.

- Vas a odiarme por decirlo.

- Es Schoomaker, ¿verdad?

- Sigues tan astuto como siempre.

- Él te quiere. Cuando estábamos juntos, no paraba de mirarte de la forma que te miro yo. Y se ve que tú estás loca por él. No sé qué es lo que tuvisteis antes de que yo llegara, pero tenéis chispa.

- Siento que haya tenido que pasar esto.

- Tarde o temprano tenía que pasar. – reconoció él. Le acerqué otro paño frío a la frente, y él me cogió de la mano, apartándome. – Lena, estaré bien, solo tengo un poco de fiebre. Puedes irte.

- ¿Estás seguro?

- Prometo llamarte si me encuentro peor.

- Está bien, me voy. Tengo asuntos que resolver.

Y me fui de allí, dejando a Christian levantándose de la cama para ir a la ducha. Unos cuantos metros más adelante, me esperaba la habitación de los chicos, lugar al que me apetecía ir ahora más que nunca.

Abrí la puerta, y allí estaban todos los chicos junto con las chicas, con la excepción de Jerry y Nat, que supuse que ésta última le estaría comunicando al irlandés su futura paternidad.

Sin pensármelo dos veces, me tiré encima de Chris, que estaba sentado en su cama.

- Tranquila fiera – me dijo en una de las pausas en las que no lo besaba.

- Ahora puedo hacerlo sin remordimientos – le dije con una sonrisa traviesa.

- ¿En serio? ¿Ya has dejado a Valley?

- Hace unos veinte minutos.

- ¿Cómo se lo ha tomado?

- Digamos que bien. ¿Y tú con Blondie Fox?

- Me ha dejado. Una de sus lacayas nos vio bailar anoche, y se lo contó. Blondie Fox la envió para dejarme, aunque ahora no sé quién era… Johnny, ¿la rubia de antes era Kelly Preston o Katy Colum?

- Era Katy Colum. Tenía un lunar en la mejilla – dijo Johnny, desatendiendo a su novia por unos momentos.

- Cierto. – sonrió Chris. – Lo importante ahora es que ya no hay novios ni novias molestas.

- Cierto. – le dije. – Y ahora que ya estamos libres, ¿se te ocurre algún plan de domingo por la mañana?

- Te recuerdo, mi querida Williams, que la gente aún no sabe nada de que estamos saliendo. Habrá que esperar para hacer planes juntos.

- ¿Te parece bien una semana?

- Una semana entonces. Además, tengo un plan perfecto para hoy, y no es necesario salir de la habitación. ¿A que sí tíos?

- Cierto – respondieron Kevin y Johnny a la vez con una sonrisa extraña.

- ¿Otra vez? – suspiraron Penny y Charlie a la vez.

- ¿Otra vez qué?

- Dos veces al año, los chicos se encierran todo el día en su habitación para ver el desfile de invierno de Victoria’s Secret.

Me empecé a reír como una loca. ¿En serio? ¿Quién se encerraba en una habitación para ver un desfile de lencería? Cuando ya me caían las lágrimas de la risa, les pregunté:

- ¿Es en serio?

- ¿Desde cuándo no hablamos en serio? – preguntó Chris todo ofendido. – Es para coger ideas para regalos.

- Eso sí que es verdad – añadió Penny sonrojada.

- Vale, algo ventajoso tenía que tener. ¿Cuándo empezamos a verlo?

- Cuando vengan Jerry y Nat. No podemos dejar a Jerry sin ver la aparición espectacular de Miranda Kerr.

Y, como si hubieran invocado su presencia, aparecieron Jerry y Nat cogidos de la mano, muy sonrientes.

- Gerald, querido amigo, llegas justo a tiempo. Estábamos a punto de disfrutar de las curvas de Miranda Kerr sin ti. – dijo Chris cogiéndome en el regazo para ver el desfile mejor.

- Dejad a Miranda Kerr por un momento. – añadió el aludido.

Los chicos se quedaron estupefactos por un momento.

- Jerry, ¿hablas en serio? – le preguntó Johnny.

- Completamente. Kevin, saca el champagne y los puros.

- Jerry, ¿estás bien? – añadió éste último haciendo lo que le mandaban.

- Mejor que bien.

Todos nos pusimos en círculo mientras que Kevin repartía las copas, Johnny intentaba abrir y Chris encendía los puros para los chicos.

- Y bien Jerry, ¿cuál es la noticia?

- Voy a ser padre – anunció él con una sonrisa enorme.

Como si la noticia no fuera no suficientemente importante, el estallido del tapón de la botella de champagne decidió salir en ese momento, haciendo que se empezara a derramar champagne por toda la alfombra.

- Jerry, si esto es una broma, es una de muy mal gusto. – dijo Chris.

- Y no hace nada de gracia. – añadió Johnny con gesto serio.

- ¿Desde cuándo gasto yo bromas pesadas?

Todos nos quedamos en silencio mirándole fijamente, pensando en la gran cantidad de bromas que nos había gastado.

- Vale, puede que os haya gastado un par de bromas de mal gusto, pero os juro que esta no lo es.

- Jerry dice la verdad – añadí.

- Entonces, ¿no es una broma? – preguntó Chris con cara de alucinado.

- Claro que no. Nat no fingiría un embarazo.

- ¡¿NAT ES LA QUE ESTÁ EMBARAZADA?! – gritaron los tres a la vez.

- Claro, ¿quién iba a estarlo si no?

Los tres se quedaron en silencio, mirando hacia el suelo, como avergonzados.

- Pensamos que la embarazada era otra…

- Tíos, yo ya os había contado que me había acostado con Nat en Nochevieja.

- ¿Vosotros ya lo sabíais? – gritamos Penny, Charlie y yo a la vez.

- Claro.

- Johnny, no me habías contando nada. – le gritó Charlie.

- Char, eso son cosas de chicos.

- Yo soy tu novia. Podrías habérmelo contado.

- Tú no me cuentas todas tus cosas con las chicas.

- Te aburrirías – dijo Nat.

- Además, tú tampoco me contaste lo de que Nat estaba embarazada.

- ¡Me enteré ayer! ¿Cuándo pretendías que te lo contara? Porque por la noche no tuvimos demasiado tiempo…

Johnny sonrió con el recuerdo de la noche anterior.

- Parejita, ¿podríais dejar de hablar de vuestros asuntos? – les recriminó Kevin.

- Además, Charlie no encontró mi test. Lo hicieron Lena y Penny.

- Al principio pensamos que era de Charlie… - admitimos las dos.

- Charlie, ¿no estarás tú también embarazada? – le preguntó Johnny con cara de preocupación.

- Claro que no idiota – le gritó ésta dándole una colleja. – ¿No eres tú el que nunca quiere hacerlo si no tenemos protección?

- Cierto – admitió él.

- Jerry, ¿qué vais a hacer Nat y tú? – preguntó Kevin, volviendo al asunto.

Jerry cogió a Nat de la cintura firmemente, y nos sonrió mientras decía:

- No tiene por qué enterarse nadie del embarazo. Al fin y al cabo, Nat sólo está de unas semanas.

- Y cuando nos graduemos, estaré de seis meses y será cuando se me empiece a notar. Sólo serán unos cuantos kilos de más.

- Nat, el vestido de graduación no te va a valer. – le dijo Penny bastante preocupada.

- ¡Y qué más da! Al fin y al cabo, lo que me importa ahora y lo que más me va a importar en los próximos meses será mi bebé. Y al cuerno si me pongo gorda.

- Yo te voy a querer igual. – le dijo Jerry.

- Y nosotras a ti Nat.

- Por cierto, ¿quién va a ser el padrino?

Nat y Jerry se quedaron en silencio, mirándose como locos e intentando encontrar una respuesta a la pregunta de Chris. Lo que nos esperaba.

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