viernes, 8 de julio de 2011

Capítulo 7: La fiesta de Pandora

El día pasó rápido gracias a mi felicidad por haberme vengado de Schoomaker y las ganas que tenía de ir a la fiesta. Sí, necesitaba de veras una fiesta. Desde mi fiesta de despedida de L.A en agosto, no había ido a ninguna.

Sin darme casi cuenta estaba enfrente de mi armario escogiendo lo que iba a ponerme. Mi habitación estaba frenética. Charlie y Nat se peleaban por el espejo y Penny estaba histérica unos zapatos que le hicieran juego. Y yo sin saber que ponerme. Hasta yo me estaba poniendo histérica. Al final acabé por gritarles:

- ¡¿PODÉIS TRANQUILIZAROS MEDIO SEGUNDO?!

- ¡Lena, no grites! - me gritó Nat desde el baño.

- ¡Eso, tampoco hay que ponerse histérica! - la secundó Charlie.

- ¡Si, por eso os peleáis por el espejo del baño! - dije yo. Charlie se empezó a reír y Penny le siguió.

- A ver Lena, ¿a ti que te pasa? - me preguntó Penny.

- Pues que no se qué ponerme. - respondí.

- ¡Perfecto! ¡Te escogeremos la ropa! - gritó la siempre alegre Nat.

- ¡No! Miedo me dais. - dije yo.

- Tu déjanos a nosotras Lena - respondieron las tres mientras vaciaban mi armario.

Las camisetas y faldas volaban de un lado a otro. De repente las tres sonrieron y sacaron un conjunto. Nat tenía un top palabra de honor de raso negro. Charlie sostenía una falda globo con estampado de colores y Penny tenía unas plataformas negras abiertas por delante. Sonreí.

- ¿Sabíais que sois las mejores? - les dije mientras las abrazaba.

- Lo sabemos - dijeron mientras me abrazaban.

- Venga sentimentales, terminad de arreglaros - dije, y todas volvieron a sus puestos.

Yo me puse el conjunto que me habían escogido ellas. Me fui al baño a maquillar con y me cepillé el pelo, dejándolo con unas suaves ondas, que sujeté con una diadema de raso morada con un lazo.

Cuando salí, vi que las chicas ya estaban listas. Nat llevaba un pantalón pitillo gris, un jersey fino rosa palo sin mangas, un collar de perlas grandes con lazos negros y unos stilettos negros, y se había dejado el pelo liso. Charlie había optado por llevar un mini vestido verde manzana y combinarlo con un cinturón ancho de cuero negro adornado con piedras verdes y unas sandalias de tacón de piedras verdes, y se había puesto una especie de moño elegantemente despeinado. Penny, en cambio, llevaba un vestido hasta la rodilla de color whisky con flecos con unas sandalias de tiras de cuero marrón chocolate, y se había recogido el pelo en una coleta a un lado con ondas.

Nat se quedó mirando nuestros conjuntos, sonriendo con aprobación. Hasta que llegó a Charlie:

- A ver, diosa de la moda, ¿qué pasa ahora? - le replicó Charlie.

- Charlie, ¿tú no eras la masculina del grupo? - preguntó Nat.

- ¿La masculina del grupo? - pregunté yo.

- Nat dice que soy la masculina del grupo porque no me gusta lo típicamente femenino.

- Explícate - le dije.

- Pues odio el color rosa. No me gustan las faldas. Nunca jugué con muñecas…

- Adora el béisbol. - dijo Nat.

- Sabe cazar y pescar. - añadió Penny.

- Por eso Nat se extraña de que lleve un vestido. - concluyó Charlie.

- Pues estás guapísima. - le dije totalmente convencida.

Charlie me sonrió. Todavía eran las once, así que decidimos quedarnos en la habitación hasta la hora de la fiesta, salvo Penny, que fue a la sala común de las chicas a buscar algo para picar, ya que ya habíamos cenado. Las fiestas a escondidas estaban prohibidas en el internado, por eso las hacíamos tan tarde, para esperar a que los profesores se fueran a dormir y los vigilantes de esa noche (los profesores hacían turnos nocturnos) no estuvieran por los jardines.

Penny volvió al poco tiempo con unos sándwiches vegetales y agua mineral. Mientras comíamos, Charlie habló:

- Bien Lena, ¿nos vas a decir qué te pasó ayer? No nos digas que nada porque algo te pasa.

- Ups, pues…

- ¡Lena! Algo te pasaba ayer. Después de venir de robar el examen a la profesora Linton estabas en las nubes. - repuso Penny

- Pues… A ver, es largo…

Y les conté todo lo que había pasado. Al terminar, Penny y Charlie me miraban con caras de alucinadas.

- O sea, que te besó. - repuso Penny

- Y luego tú te vengaste. - concluyó Charlie.

- ¡Que fuerte! - dijo Penny.

- ¿Y de dónde sacaste tú el conjunto de ropa interior?

- ¡Charlie! - gritaron Nat y Penny a la vez, provocando la risa general.

- Es solo una pregunta. - dijo Charlie, como para disculparse.

- Por si lo querías saber, lo reservaba para mi anterior novio, pero fue un imbécil.

- ¿Qué te hizo? - preguntó Nat con curiosidad.

- Me engañó con otra y lo dejé, pero eso es otra historia.

- Lena, créeme, todos los tíos son idiotas.

Todas asentimos en señal de aprobación.

- Cambiando de tema, ¿qué hora es? - pregunté.

- ¡Las 12 y cuarto! - gritó Nat mirando su reloj.

- ¿Ya? - preguntó Penny sorprendida.

- ¡Si, corre que no llegamos!

Salimos de la habitación y, tras atravesar la residencia, llegamos al exterior. Las farolas ya estaban casi apagadas. Guiándonos por la luna, llegamos a los terrenos del internado. Seguimos andando un buen rato, hasta que llegamos a una puerta iluminada por lucecitas. Entramos y llegamos a la fiesta. Casi todos los estudiantes del internado estaban allí. Una mesa al fondo de la sala contenía las botellas. Todos estaban bailando en la pista. Una bola gigante de discoteca colgaba del techo. Un estudiante estaba colocado en una plataforma junto a una mesa de mezclas, ese debía de ser el DJ.

- ¿Qué es este edificio? - le pregunté a Nat gritando para que me oyera.

- ¡El antiguo gimnasio! Al construir el nuevo, este quedó abandonado, y como aquí no viene nadie, pues montamos las fiestas aquí. Johnny y Chris tienen sobornadas a dos limpiadoras para que vengan a limpiar.

- Ah. ¿Y quién se encargó de remodelar esto?

- Kevin. Cuando sus padres se fueron de vacaciones, él contrató a unos obreros para que arreglaran esto. Lo pagaron entre todos los chicos de aquí.

- Son unos genios.

- Lo son. - dijo sonriendo - Y acompáñame a por una bebida, tengo sed.

Seguí a Nat hasta la mesa de las bebidas, donde Nat se sirvió vodka con limón y yo tequila.

- ¿El tequila no será un poco fuerte? - me preguntó.

- ¿Y tu vodka qué? - le contesté.

- Vale, mejor me callo. ¿Para qué quieres beber tequila?

- ¿No sabes que es lo mejor para olvidar las penas de amor? - le contesté divertida.

- Pues menuda pena tienes tú - me respondió ella riendo.

La miré mal por un momento.

- Venga Lena, relájate y disfruta, la noche es joven…

- … Y mañana hay clase. No es por resultar pesimista. Es mi síndrome de alumna nueva responsable.

- ¡Ay Lena, no me deprimas! Bastante tengo yo con la pena de empezar el curso.

- Total, para qué sirven los estudios, si nos vamos a casar con alguien rico… - repuse con ironía.

Ahora fue ella la que me miró mal, pero yo le sonreí.

- ¡Hay que niña! - me dijo ella riendo.

- Venga, me callo. Y un brindis.

- ¿Y por quién brindamos? - preguntó Nat.

- Por el idiota más guapo de la tierra, para que se joda mucho.

- Salud. - y brindamos.

Bebí un trago del tequila. Al momento, me abrasé la garganta, y por un momento deseé no haber pedido algo tan fuerte.

- ¡Esto está asqueroso! - dije tosiendo.

- ¿Te lo dije o no te lo dije? - me contestó Nat. - Además, te faltaba la sal o el limón.

La miré mal, y en ese momento aparecieron Penny y Charlie.

- La fiesta está genial, hay muchísimo ambiente - dijo Penny.

- Y que manera de empezar el curso.

- Definitivamente, hoy quiero divertirme y olvidarme de mis penas. - repuse.

- Hola chicas, ¿os lo estáis pasando bien? - dijo Johnny mientras se acercaba a nosotras con una sonrisa.

- Genial - respondimos todas a la vez, riéndonos.

- Esto, Lena, me gustaría hablar un momento contigo.

- De acuerdo, vamos a bailar.

Johnny y yo fuimos hasta el centro de la pista de baile y nos pusimos a bailar.

- Bonita venganza contra Chris. - me dijo Johnny.

- Se la merecía. - le contesté tajante.

- Lo sé. Es demasiado, como decirlo, rompecorazones. Alguien necesitaba bajarle los humos.

- Y ese alguien fui yo.

- Bien hecho. Te tendrá "algo" de respeto ahora. Pero me alegro de que la que le bajara los humos fueses tu. Si no es una pregunta personal, ¿os acostasteis?

- No, solo me besó. Pero lo pillé con Blondie Fox.

- Razón tenías para vengarte. ¿Te puedo dar un consejo?

- ¿Cuál?

- Dale celos. Así sabrás si le gustas o no.

- ¿Por qué debería darle celos?

- Mira Lena, soy su mejor amigo y lo conozco desde hace muchísimos años. Algo le pasa contigo, y me intriga mucho. Necesito averiguarlo.

- De acuerdo. Y gracias por el consejo.

Me fijé en que Johnny no paraba de mirar por encima de mi hombro, en dirección a una cabeza pelirroja muy conocida para mí, que en ese momento reía junto a Penny.

- En serio Johnny, ¿cuándo vas a pedirle a Charlie que baile contigo?

- ¿Qué dices Lena? Yo no miro a Charlie.

- No has parado de mirarla desde que empezó la fiesta.

- Hoy está preciosa.

- ¿Sólo hoy? - le contesté con una sonrisa.

- Siempre - respondió él con una sonrisa aún más grande que la mía.

- Pues sácala a bailar, lleva desde que entramos deseando bailar contigo.

La canción acabó y volví junto a las chicas con Johnny. Johnny se inclinó hacia Charlie como un caballero, y le tendió la mano, que Charlie tendió inmediatamente, haciendo que se fueran a bailar. Todas nos quedamos mirándolos. Le di otro sorbo al tequila. Seguía abrasando.

- Perdonad chicas, yo me voy a por otra copa. Esto está asqueroso.

Fui hasta la mesa de las bebidas a por algo nuevo. Me serví vodka con lima, lo que solía tomar habitualmente, y cuando me iba a marchar, un chico rubito bastante mono me interceptó.

- Tú eres Helena Williams, ¿verdad?

- Lena si no te importa. ¿Y tú eres…? - le pregunté.

- Mark White. Encantado.

- Encantada yo de conocerte. ¿Por qué no nos han presentado antes? - dije mientras le daba dos besos en las mejillas.

- No tenemos ningún amigo en común. ¿Quieres bailar?

- ¡Claro!

Como antes me había aconsejado Johnny, decidí poner celoso a Schoomaker. Al fin y al cabo, yo también tenía curiosidad por saber lo que me pasaba con él.

Chris P.O.V

Estaba sentado en uno de los sillones de la fiesta con Barbie a mi lado cuando Johnny me cogió del brazo y me sacó de allí. Me llevó hasta las bebidas.

- Johnny, ¿te das cuenta de que acabo de dejar a una chica plantada? - le dije algo molesto.

- Sí. ¿Y tú has visto a Lena?

- Ya estamos otra vez con Yankee Williams. ¡Que paso de ella!

- Pues mira con quién está - dijo señalándome el centro de la pista de baile.

Miré hacia donde me señalaba Johnny. En el centro de la pista estaba Lena. Llevaba un top muy sexy negro y falda de colores. Estaba muy guapa. Reía sin parar de algo que le decía un tío que estaba de espaldas. El tío se giró y le vi la cara. Sentí que la ira se apoderaba de mí. Ella bailaba con él. Sí, con el tío que peor me caía del internado. Johnny me sujetó por detrás.

- ¡¿QUÉ HACE MI LENA BAILANDO CON EL IDIOTA DE WHITE?! - dije gritando.

- Lo que tú justamente no haces.

- ¿El qué?

- Ser un valiente y sacarla a bailar. Mark White se ha presentado a ella, le ha hablado normal

- Pero ella es m…

- ¿Ibas a decir mía?

- ¡Eso! ¡Exacto!

- Chris, ¿no ves que a ella no le importas?

- ¡Pero!

- ¡Ni peros ni nada Christopher! ¡Además, la besaste, y al día siguiente te liaste con Clarkson! Eso es lo normal.

- Un beso no implica nada, y tú lo sabes. ¡Clarkson se me puso a huevo! ¿Tú que hubieras hecho?

- Pues si de verdad me gustara alguien…

- Como es el caso…

- … No la besaría y al día siguiente me liaría con otra. Es cruel, y lo sabes.

- Pero…

- Chris, déjala. La jodiste y punto.

- ¡Joder!

- Ahora no intentes arreglarlo, no creo que haya vuelta atrás. Y por una vez no te vayas a pelear con White.

- De acuerdo, me portaré bien.

- Eso espero. No nos arruines la fiesta a todos.

Johnny se fue dejándome solo. Cogí de la mesa la botella de vodka que estaba sin abrir y me la llevé a los sillones. Barbara empezó a molestarme.

- Chris amorcito, ¿por qué te fuiste con Johnny? ¿No ves que me dejaste solita?

- Barbie, déjame en paz. No estoy de humor.

- Ok.

Y le di el primer trago a la botella.

Lena P.O.V

Pasaron horas. Yo seguía bailando con Mark. No sabía si había conseguido poner celoso a Schoomaker o no. Decidí averiguarlo, ya que la duda no me dejaba pensar con claridad,

- Mark, te importa que vaya con las chicas un momento.

- Para nada muñeca. Vuelve cuando quieras.

Qué pesado era. Esperaba que después de tres horas coqueteando con el pesado número uno del internado dieran sus resultados. Había perdido a las chicas, así que decidí ir a buscarlas al baño. Efectivamente, las encontré en el baño retocándose el maquillaje.

- ¡Chicas! ¡Os buscaba!

- ¡Aleluya! ¡Por fin te acuerdas de nosotras! - me contestó Nat.

- Nat, calla. ¿Y cómo estaba Schoomaker?

- Pues cuando vinimos aquí estaba abriendo la segunda botella de vodka. No ha salido del sillón en toda la noche y ni siquiera le ha hecho caso a Blondie Fox. Ah, no te paraba de mirar a ti y a White con odio. - añadió Charlie.

- ¡Perfecto! ¡Lo conseguí!

- Sí, pero ahora el chaval tiene una borrachera que no se tiene de pie. - me recriminó Nat.

- No me da nada de pena. Mira lo que me hizo.

- Yo creo que ya te vengaste lo suficiente con lo del numerito de la cama. - me contestó ella. - Además, si lo que querías era ponerle celoso, haberlo hecho en un sitio que no estuviera repleto de alcohol.

Vale, la había fastidiado bastante. Ahora, poco a poco, mi conciencia volvía a actuar, haciendo que me sintiera fatal por lo que había hecho.

- Joder Nat, ahora tengo remordimientos. Me siento fatal.

- Pues vete a pedirle perdón. O a ver como está.

- Ok.

Salí del baño con preocupación justo con el tiempo de ver a Schoomaker saliendo corriendo por la puerta. Corrí hasta la salida y al salir vi a Schoomaker vomitando. Terminó de vomitar y se manchó el polo.

- ¡Schoomaker! ¿Estás bien?

- ¿Crees que estoy bien?

Aun estando fatal y todo, seguía sin perder la ironía.

- No lo creo. Venga, que te acompaño a la cama.

- ¡No quiero! ¡Quiero quedarme aquí y seguir bebiendo!

- ¡No seas terco! Venga, que te tumbas en la cama y te tomas una aspirina y como nuevo.

- Bueno…

- Espera aquí un momento, voy a por algo para que te sientas mejor.

Volví a entrar en la fiesta. Ahora todo era un descontrol. Fui hasta la mesa de las bebidas a por mi objetivo. Bingo. Una botella de tónica Sweeps descansaba en un rincón de la extensa mesa, olvidada en un rincón. Cogí la botella sin perder tiempo. De camino a la salida, me encontré a Charlie:

- ¡Por fin te encuentro! ¿No estabas con Christopher?

- Sí, pero lo he dejado fuera mientras iba a por una tónica para él. ¿Y tú qué? ¿No estabas con Johnny?

- Estaba. He bailado como unas tres horas con él. Ahora me voy con algún otro chico. Odio que me monopolicen en las fiestas.

Sonreí ante su comentario.

- Charlie, te dejo, voy a llevar a Schoomaker a su habitación. No vuelvo a la fiesta, estoy demasiado cansada.

- De acuerdo, en media hora o así nosotras ya subiremos.

Charlie me dio un beso en la mejilla a modo de despedida. Salí por fin afuera, donde Schoomaker me esperaba apoyado en la pared. Le puse su brazo alrededor de mi hombro y caminé con él por todo el campus hasta llegar a su residencia. Llegamos a su habitación. Se quitó el polo manchado de vómito y se metió en el baño. Oí el ruido de la ducha y decidí buscar una aspirina para que se la tomara al día siguiente. En el baño del pasillo había un botiquín. Cogí una aspirina y volví a la habitación, justo cuando Schoomaker salía del baño con un pantalón largo de dormir.

Vale, no quería mirarlo, pero técnicamente era imposible. Lo reconozco, Schoomaker sería un idiota, pero estaba como un queso. Se le notaba bastante que hacía deporte. Y también se notaba por qué la mitad de las chicas del internado estaban locas por él.

- ¿Te gusta mirar a la gente borracha, Williams?

Vale, ya había abierto la boca y estropeado el momento.

- Te he traído una aspirina, y si no te importa, me voy a mirar al resto de la gente borracha - le dije abriendo la puerta.

- ¡No Williams! No te vayas. Quédate.

- ¿Por qué debería quedarme?

- Se supone que estoy enfermo, ¿no me vas a cuidar? - me dijo mirándome seductoramente.

- Vale, ahora sí que me voy. En ese plan no te soporto.

- No Lena, no te vayas. Te juro que no intentaré nada. Sólo dormir.

Le miré por un momento.

- De acuerdo, me quedaré. Pero en cuanto intentes algo, me iré. - dije mientras me tumbaba en la cama.

Él sonrió y se tumbó a mi lado. Me abrazó por la cintura.

- Schoomaker… - le dije a modo de protesta.

- ¿Sí Lena?

- Sólo quería que me dejaras de abrazar.

- En el fondo no quieres eso.

Mierda. No tenía ninguna excusa.

- Sólo una pregunta. ¿Por qué si estás liado con Blondie Fox me pides que me quede contigo?

- Eso es algo de lo que no tengo ni idea. - me respondió.

- Gran respuesta aclaratoria. - le contesté.

- Lena, no le des más vueltas, nos atraemos y punto. No se me ocurre otra respuesta para describir todo esto. No intentes buscar una explicación. Cuando sepa una respuesta, te la diré.

Y tras esto, me dormí en sus brazos.

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